“Llevo tu luz y tu aroma en mi piel; y el cuatro en el corazón.
Llevo en mi sangre la espuma del mar y tu horizonte en mis ojos.
No envidio el vuelo ni el grito al turpial, soy como el viento en la mies. Siento el Caribe como una mujer, soy así, que voy a hacer.
Soy desierto, selva, nieve y volcán y al andar dejo mi estela;
y el rumor del llano en una canción que me desvela.
La mujer que quiero tiene que ser corazón, fuego y espuela, con la piel tostada como una flor de Venezuela.
Con tus paisajes y sueños me iré por esos mundos de Dios.
Y tus recuerdos al atardecer
me harán mas corto el camino.
Entre tus playas quedó mi niñez tendida al viento y al sol. Y esa nostalgia que hoy sube a mi voz, sin querer se hizo canción.
De los montes quiero la inmensidad y del río la acuarela. Y de ti los hijos que sembrarán nuevas estrellas.
Y si un día tengo que naufragar y un tifón rompe mis velas enterrad mi cuerpo cerca del mar en Venezuela.”